miércoles, 13 de marzo de 2013

HECHICERIA VIRTUAL



El frío del aire acondicionado se le metía hasta los huesos, sin embargo, las manos le sudaban. En el instante en que la puerta se abrió recordó la advertencia que su hermana les había hecho a él y a sus amigos. Pero, ya era muy tarde. A penas entró a la oficina pudo ver en la pantalla del computador del rector su “obra maestra” , una foto de la profesora de inglés, de pie, junto al tablero, vestida de traje largo negro con un gran sombrero retorcido del mismo color del vestido y una manzana en la mano. Sabía que la sanción que le impondrían no iba a ser cualquier cosa y ni para imaginarse el regaño de sus papás, miró de nuevo la imagen y sonrió un poco, con cierto orgullo se felicitó por esos estupendos arreglos digitales que había hecho. La voz del rector interrumpió sus pensamientos.

El regaño en casa no fue tan duro como el castigo. El computador fue el primero en salir del cuarto. A él le siguieron el reproductor de música y la guitarra. Cinco días de expulsión, una disculpa pública a la profesora y tres semanas de aburrición en casa. En una habitación que sin sus cosas, las que más amaba, parecía la celda de una prisión de máxima seguridad. Sus amigos sólo los pudo ver la semana siguiente en la escuela. Como su celular también había caído en la redada de sus padres, un papelito bien plegado llegó hasta su puesto en la clase de matemáticas: “La sapa fue Lorena”. En el mismo papel escribió: “¿Estás seguro que fue la muñeca de ventrílocuo esa? Luego llegó la respuesta: “Totalmente. El dato nos llegó de buena fuente. La secre del profe Roa nos lo dijo. Es que a ella también le cae pesada la Lorena esa”. “¿será que si?”-  Indagó con su amigo - “Si hombre, ¿no te acuerdas que ese día en la entrada, ella nos pasó por delante con una sonrisita estúpida? ¿No recuerdas que no estuvo con todos los del curso en la formación?, fue ella no busques más”. Todo coincidía. Una ola de calor le subió desde la planta de los pies hasta la cabeza y se le quedó instalada allí. Se juró a sí mismo en ese momento que esa odiosa muchachita se las iba a pagar. Se acordó de su cara burlona cuando le tocó pedirle disculpas a la profesora frente a toda la clase. Se las iba a pagar, y bien caro.

Con el fin del castigo llegó el comienzo de la venganza. Junto a sus amigos, frente al computador esperaba a que la fotografía se cargara por completo. Luego, cada uno, por turnos movió el cursor sobre las pobladas cejas de Lorena. La pequeña y blanca flecha las desaparecía poco a poco. Al final quedó una imagen de la muchacha con una extraña apariencia. Un click final  y ya no había marcha atrás. Era casi previsible que la fastidiosa delatora no fuese al colegio al día siguiente, y así fue durante dos semanas, después de las que apareció con gafas oscuras y maquillaje en las cejas en un intento por disimular lo que para ella, más que un misterio había sido una verdadera tragedia. Los tres muchachos, sin verse las caras, casi al tiempo, rieron en silencio y pensaron que sería divertido, ¿por qué no?, jugar con el cabello de Lorena la próxima vez.    

jueves, 4 de septiembre de 2008

MICROCUENTOS

EL COMBATE

Y el guerrero samurai alcanzó a ver su herida, reflejada en la hoja de su sable.


METAMORFOSIS

La mariposa se preguntó: ¿algún día volveré a ser oruga?

miércoles, 2 de julio de 2008

Un invitado especial...mi papá

Jaime Arturo Martinez, colombiano oriundo de Sincelejo, Sucre, durante su vida se ha desempeñaddo como profesor de literatura en diferentes escuelas y universidades de la ciudad de Cartagena, donde reside desde hace mas de treinta años. Sus trabajos han sido publicados en suplementos y revistas colombianas, ha publicado hasta el momento dos libros de poesía: "Autoretracto" y "Hasta el sol de hoy", sin embargo posee cierta cantidad de cuentos cortos que aun no ha publicado, una muestra de ellos es "Califagia" una narración corta de lenguaje limpio,depurado y preciso...

CALIFAGIA

Aquella noche en que la vio reír en medio de las matas de anturios, pensó en una alta palmera meciéndose en el aire y se dijo que algún día la haría suya para siempre.

Tres semanas después le declaró su amor. Le manifestó su deseo de casarse con ella cuanto antes, pues no veía la hora de buscar su pie con su pie, de arroparla con sus brazos y de comérsela a besos.

Tres meses después la boda se celebró en medio del fasto, ella lucía como un hada encantada que renovaba el espacio por donde pasaba. Luego que partió en último invitado, él la condujo a la alcoba, la servidumbre apagó las luces y sólo se mantuvo alerta la madre de ella que velaba desde la habitación contigua.

La madre oyó el murmullo de la conversación. Oyó la risa de ella como una alta palmera meciéndose en el aire, oyó sus suspiros, oyó los quejidos y el llanto de amor, oyó –luego-el silencio.

En la alta mañana la madre aventuró su oido en la puerta de la alcoba nupcial. Solo escuchó unos besos espaciadosy sonrió, tocó la puerta pero nadie respondió, volvió a hacerlo en tres ocasiones y sólo respondían los besos, siempre espaciados, cada vez mas espaciados.

La madre intrigada, accionó el picaporte. Abrió con lentitud la puerta. Preparó su mejor sonrisa, cantó un buenos días y metió la cabeza al momento que por sus ojos penetraba el hielo que congeló su sonrisa. Lo vio, tendido a lo largo de la cama. Su vientre estaba inflado y tenso como un globo, en su mano derecha sostenía lo que quedaba de ella, su dedo anular con el anillo de bodas que él consumía beso a beso.

Los siguientes son poemas publicados en uno de sus libros de poesía. Son versos dedicados a su ciudad adoptiva, Cartagena

FORMAL DECLARACION A LA BELLA

Llevo tu sudor
vivo de tu mar
y aquí me quedo.


CIENAGA DE LA VIRGEN

Al sur de mi patio
El mar derrama, concentra
Detalla su sustancia.

Un anciano mira la playa regada de peces
Y sus ojos se irritan.

Hoy es otro
El aroma que estas flores desdoblan bajo el sol.

La ciudad de espaldas
Acosa la sombra de este octubre
Que fastidia la muerte

sábado, 21 de junio de 2008

algunos cuentos cortos...

DUELO

Desde temprano desocupó la casa. La noche anterior había entregado los pocos electrodomésticos que tenía. Amontonó la ropa de su marido en una esquina del cuarto y cuando terminó de hacerlo, la guardó en una bolsa negra.

No había podido llorar, es más no quería hacerlo. Entregó la llave a la vecina y pidió que le guardara su maleta. Tomó la bolsa negra y salió caminando lentamente por la calle destapada. Sus pies, metidos en unas delgadas sandalias intentaban esquivar los charcos de agua lluvia. Se detuvo frente a la casa de su suegra, suspiró y entró en forma decidida.

- Aquí están los trapos del desgraciado de su hijo- dijo lanzando la bolsa al suelo- Y a la casa no lo lleve a velar, porque ya ni eso tengo.

Dio media vuelta y salió. Al principio, su suegra quedó pasmada, pero luego, la mujer empezó a lanzarle insultos desde la entrada.

Fue entonces cuando Julie Puello empezó a llorar. A llorar de rabia, de impotencia, de no poder levantar a puños a su marido que tuvo el descaro de morirse, de irse sin darle la oportunidad de preguntarle desde cuando la engañaba con la mujer que llevaba atrás en su moto.





VERSOS DE MADRUGADA

En medio de su delgadez usaba la ropa dos tallas más que la suya, era la moda- el bacile- como él mismo decía. Su afro convertido en un mar de rizos engominados gracias a las grandes cantidades de gel, brillaba en forma irreal bajo un sol despiadado. Ese día salió después del almuerzo.

- Voy a tomarme unas frías con Jeison, no me esperes despierta negra. Si, no te preocupes, voy con cuidado- dijo mientras movía con el pie derecho el cran de la moto.

Diez horas y media después el asiento posterior de su motocicleta ya no estaba vació. Las diminutas trenzas de Corina se agitaban con el viento. La oscura carretera era solo para los dos. Las manos delicadas de su acompañante, de uñas largas y rojas, se aferraban a su pecho y lo acariciaban de vez en vez. Esto era suficiente para que él olvidara a su mujer, las cuentas de la casa, la cotidianidad, a su mujer con su vientre abultado y lleno de vida. No supo en ese momento que pasó, sus manos ya no lo sujetaban, desde el piso empezó a llamarla. No hubo respuesta, solo oscuridad. Su mujer. Sin hacerle caso, lo esperaba despierta, mientras escribía en uno de los que habían sido, hasta hace poco, sus cuadernos de escuela: Yo siento que te has ido. Siento la incertidumbre, que me despierta, a la madrugada. Un presentimiento, me lleva a buscar, tu rastro. Yo siento que me engañas, y ahora, ya no siento.



ISAAC
“Dios me ha hecho sonreír
y cualquiera que lo oyere, se reirá conmigo” Génesis 21, 6

En la pequeña oficina de aduanas en la que trabajaba todos esperaban la llegada de la nueva gerente, alta y delgada vestida de blanco impecable se presentaba a todos- Mucho gusto Aminta González – les decía amablemente- Me miró y caminó hacia mí sin quitarme los ojos de encima. Me entregó un bolsito de tela pequeño y mientras yo lo abría me dijo- Esto es para tu hijo- y se fue. Yo me quedé con un pequeño libro y la imagen en madera de una virgen entre las manos. El sueño era sumamente extraño, me dí vuelta en la cama y sentí correr un líquido caliente entre mis piernas.
- ¡Rompí fuentes!- le grite a mi esposo en medio de la oscuridad del cuarto.
Él encendió la luz, levantó las sábanas y me dijo- es sangre- Fue lo ultimo que le escuché decir.

Solo alcanzaba a ver las luces de los postes desde el asiento de atrás, el dolor era intenso, pero se iba cuando todo quedaba oscuro de nuevo. Abrí los ojos y él me miraba- Soñé con la virgen- alcancé a decirle, luego todo fue tinieblas.

Sentía mucho frío, el dolor ya no estaba, pero no conseguía ver nada. Escuchaba muchas voces pero no sabía con exactitud lo que decían, de pronto una frase se hizo clara - Rápido, si la placenta se desprende totalmente la criatura se queda sin oxígeno- abrí los ojos y tome aire lo mas que pude. Entonces lloró y me devolvió la sonrisa.

algunos versos...

HIJO

para: Daniel

En sangre
te bañaste
justo antes de nacer
y fueron tus ojos
el lugar
en el que me perdí
TRAVESURAS

Para Isaac

El silencio,
ya no vive aquí.
Las blancas paredes
ahora
están llenas del color
de tus crayolas.
Todos los días
dibujas
sonrisas
en mi rostro